No hay manera de hacerle
entrar en razón:
“Esas, esas camaritas,
so memo, te están mirando,
te van a mirar cuando mees en aquella esquina,
o cuando le eches uno de los buenos
a tu chica en ese hueco,
entre dos coches.
Ahí estarán, violando tu libertad.”
Y el tío va y me dice que eso le es igual,
que lo que le preocupa no es que
violen su libertad, sino a su chica.
Y por mucho que me pese,
tengo que darle la razón.
Voy a dejar a la mía.
entrar en razón:
“Esas, esas camaritas,
so memo, te están mirando,
te van a mirar cuando mees en aquella esquina,
o cuando le eches uno de los buenos
a tu chica en ese hueco,
entre dos coches.
Ahí estarán, violando tu libertad.”
Y el tío va y me dice que eso le es igual,
que lo que le preocupa no es que
violen su libertad, sino a su chica.
Y por mucho que me pese,
tengo que darle la razón.
Voy a dejar a la mía.
Urbe desta historia
Rubén Casado Murcia
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